Asesoramiento en lactancia

Alimento físico y emocional

UNA FORMA DE MANTENER ESE LAZO AMOROSO DE UNIÓN FÍSICA Y EMOCIONAL

La lactancia materna es un proceso por el cual la madre provee alimento natural a su bebé a través de sus senos. Este modo de alimentación les proporciona a los bebés todos los nutrientes que necesitan para su adecuado crecimiento y desarrollo físico y para que su sistema inmunológico se desarrolle plenamente.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) y UNICEF recomiendan que la leche materna sea el alimento exclusivo de los bebés recién nacidos hasta los 6 meses de edad, y que hasta los 2 años se alimenten con una combinación de la misma con alimentos adecuados y nutritivos para su edad.

Muchas mujeres comienzan con la lactancia sin haber tenido experiencia propia o cercana, esto, unido a la cantidad de mitos asociados, puede generar problemas y dudas en la madre a la hora de dar el pecho.

Además, en algunos casos se dan patologías asociadas a la lactancia materna (como son la mastitis o el frenillo en el bebé, entre otras muchas) que deben ser valoradas y tratadas por un profesional. Asesorarse a este respecto puede marcar una gran diferencia.

La leche materna, aparte de ser el mejor alimento, es la mejor forma de relación durante los primeros meses de vida. Desde el punto de vista emocional, le asegura el establecimiento de un buen vínculo madre-hijo y una adecuada relación de apego seguro con su madre, ambos esenciales para un correcto desarrollo como persona independiente y segura.

Además de proporcionar a niñas y niños todos los nutrientes y la hidratación necesarios, la lactancia materna proporciona beneficios emocionales y psicológicos tanto al bebé como a la madre, se asocia con el desarrollo cognitivo a largo plazo, y al propiciar la mejor salud del bebé, reduce el riesgo de mortalidad y la asistencia a consultas médicas.

La Guía Práctica para Padres de la Asociación Española de Pediatría (AEPED) establece dos periodos de lactancia teniendo en cuenta la edad del bebé. Como también recomienda la OMS, la lactancia materna puede extenderse hasta que el niño cumpla los dos años o incluso durante más tiempo si así lo desea la madre.

De cero a seis meses:

Durante este periodo la leche materna debe ser el único alimento del bebé, excepto si necesita algún tipo de suplemento vitamínico. No es necesario que el bebé tome agua u otro tipo de líquidos: según la OMSla propia leche materna contiene un 88% de agua, por lo que es suficiente para saciar al lactante. La leche materna tendrá variaciones durante este periodo en cuanto a su composición y cantidad, adaptándose a las necesidades del recién nacido.

La subida de la leche se produce entre las 30 y 72 horas posteriores al parto, dependiendo de su la madre es primípara (han sido madres por primera vez) o multípara (que ya han sido madres con anterioridad). Se llama calostro a la leche materna que se producen durante los dos o tres primeros días tras el parto. Esta leche contiene una mayor cantidad de proteínas y minerales. En adelante, se va reduciendo su porcentaje en proteínas y aumenta el contenido en grasas y lactosa.

En este periodo no hay que establecer un horario para amamantar, sino que el bebé tiene que ser alimentado cuando lo necesite. Generalmente se dan entre 10 y 12 tomas diarias que duran entre 10 y 20 minutos.

Desde los seis meses en adelante:

A partir de los seis meses, el niño comenzará a necesitar más alimento. La leche materna sigue siendo igual de necesaria (aporte mínimo diario de 500ml). Las tomas suelen ser de cuatro o cinco por día hasta el primer año, y a partir de entonces se irán reduciendo de forma progresiva. Tanto la AEPED como la OMS recomiendan que la lactancia materna se mantenga un mínimo de dos años. Después, la madre puede seguir amamantando a su hijo todo el tiempo que desee. La retirada ha de ser progresiva.

Bebés prematuros:

El pediatra determinará si un bebé prematuro puede ser amamantado o no, dependiendo del desarrollo que haya alcanzado. Mientras que algunos lo pueden hacer desde el momento de su nacimiento, para otros habrá que extraer la leche materna de las mamas y suministrarla a través de jeringuillas, sondas o biberones.

Las tomas de los bebés prematuros suelen ser más frecuentes de lo normal, y además no suelen succionar toda la leche que necesitan, por lo que es frecuente administrar posteriormente leche previamente extraída. En algunas ocasiones, la madre puede dejar de producir la cantidad de leche necesaria para su hijo. En estos casos se recurre al método canguro, que consiste en el contacto directo entre la piel del neonato y la madre, lo que estimula la producción de leche.

BENEFICIOS

Tanto la AEPED como la OMS abogan por la lactancia materna en lugar de la artificial, con base en diferentes estudios científicos que demuestran las ventajas que tiene la leche materna en la salud del bebé. Los nutrientes aportados por la leche materna son mejor absorbidos por los niños, aportan mejor las propiedades contra infecciones, o incluso, proporcionan efectos analgésicos. Ayuda a prevenir infecciones gastrointestinales y respiratorias, obesidad, diabetes, leucemia, alergias, cáncer infantil, hipertensión y colesterol alto…

La supervivencia del bebé también parece estar muy relacionada con el tipo de leche que los bebés toman durante sus primeros meses: según la OMS, los bebés que no reciben leche materna durante sus primeros meses de vida tienen entre seis y 10 veces más probabilidades de morir que los que sí la toman. Los niños alimentados de manera única por lactancia artificial también presentan mayor riesgo de contraer enfermedades o trastornos como la diabetes, la celiaquía, la colitis ulcerosa o la enfermedad de Crohn.

La madre también se beneficia de amamantar a su bebé. A corto plazo, ayuda a su recuperación física, por ejemplo, disminuye el riesgo de hemorragia después del nacimiento y reduce el riesgo de depresión postparto. A largo plazo contribuye a disminuir las probabilidades de desarrollar cáncer de ovario, cáncer de mama, diabetes tipo II, hipertensión, ataques cardíacos, anemia y osteoporosis.

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